El núcleo histórico de la capital checa es el famoso castillo de cuento de Praga (Pražský Hrad en checo), el símbolo más importante del estado checo desde hace más de un milenio ya. Una vez fue la sede de los reyes bohemios, en la actualidad es la residencia del Presidente de la República y una de la atracciones turísticas más visitadas del país.
Praga y su castillo son un matrimonio indisoluble en la mente de todos los visitantes, que se quedan encantados del aspecto al mismo tiempo romántico e impresionante de esta extraordinaria construcción ubicada en lo alto de una colina.
Es el punto fuerte de las vacaciones en Praga, el castillo satisface los gustos de todos los visitantes con su increíble mezcla de estilos arquitectónicos y referencias históricas y culturales. Podéis perder horas sólo caminando a través de los callejones y jardines, o admirar las joyas de la corona de Bohemia y obras de importantes artistas como Tiziano, Rubens, subir a la cima de una torre altísima para disfrutar de las mejores vistas de la ciudad o volver a la infancia visitando el Museo del Juguete.
Es un complejo extraordinario, fascinante a todas las horas del día, pero para tener una visión maravillosa del conjunto contempladlo desde el Puente Carlos al atardecer, cuando el cielo se tiñe de tonos delicados y le regala al castillo una atmosfera de otro tiempo. Os llevaréis a casa extraordinarias fotos y una emoción que perdurará en vuestro corazón.
A diferencia de lo que muchos turistas piensan antes de llegar a Praga, el famoso castillo no es un solo edificio, sino un enorme complejo de edificios que se extiende sobre una superficie de 45 hectáreas, haciéndolo uno de los mayores complejos del mundo.
Las atracciones más interesantes que se encuentran en el interior de este complejo son:
La visita al castillo de Praga no puede faltar en cualquier viaje a Praga! Podéis perder un día entero en visitar edificios históricos, oficiales y eclesiásticos, fortificaciones, jardines y otros lugares pintorescos que componen el complejo del castillo. Estamos seguros de que no os importará en absoluto haberos quedado allí tanto tiempo: la atmósfera es mágica, como un viaje atrás en el tiempo.
Comprar la entrada para el acceso al Castillo de Praga puede ser una tarea complicada ya que hay muchos tipos de entradas disponibles!
De hecho, hay tres circuitos diferentes que proporcionan el acceso a determinadas zonas y edificios. A cada circuito le corresponde una entrada diferente; el precio de la entrada varía dependiendo del circuito que elijáis. Para aquellos que no estén interesados en un circuito completo existen otro tipo de entradas que dan acceso a un solo edificio o exposición. Hay descuentos para niños, estudiantes y personas mayores.
Para evitar perder tiempo en la taquilla, aumentando la cola detrás de vosotros o acabando con la paciencia del taquillero, os aconsejamos comprar el billete con antelación directamente online, con o sin visita guiada.
Con un peqeño suplemento se puede participar en una visita del castillo con un guía profesional certificado. Hay disponibles visitas individuales y en grupo en diferentes idiomas, incluido el español. Durante los períodos de mayor afluencia turística se aconseja reservar.
Para ahorrar en la entrada al castillo de Praga considerad la compra de un pase turístico permite la entrada gratuita o con descuento a más de 80 atracciones, incluyendo el castillo. La tarjeta también incluye el uso ilimitado del transporte público para moveros cómodamente de una parte a otra de la ciudad.
Atracciones | Más de 70 | Más de 60 | Castillo y Reloj Astronómico |
Transporte | No incluido | Sin límites | No incluido |
Duración | De 1 a 6 días | 48, 72 y 120 horas | Sin límites |
Comprar | Comprar | Comprar |
Es realmente fácil llegar al Castillo de Praga desde el casco antiguo porque hay muchas paradas de tranvía y de metro cercanas. La forma más sencilla de llegar es coger el tranvía 22 y bajar en la parada Pražský Hrad: el acceso se encuentra a 5 minutos a pie. Si llegáis en metro la parada recomendada es Malostranskà Hradcanske.
Muchos visitantes sin embargo, eligen recorridos alternativos que aunque sean más largos, les permiten disfrutar de una hermosa vista de la ciudad. Para un agradable paseo por las colinas coged el tranvía 22 y bajad en Pohořelec; si no os importa un camino más difícil bajad en la Malostranské Náměstí y llegad al castillo subiendo la nueva escalinata. Vuestro esfuerzo será recompensado con una maravillosa vista sobre los tejados del Barrio Pequeño.
En los meses de verano se puede llegar al castillo con un paseo por el interior de los jardines.
Coger el tranvía os ahorrará la empinada colina o los escalones y el viaje es muy sugestivo. Coged el tranvía 22 o 23 en dirección Pražský hrad o Pohorelec y bajad en una de estas paradas:
Una sugerencia es la de coger el tranvía para subir al Castillo e volver luego a pie cuando acabéis la visita.
El Castillo de Praga fue fundado alrededor del año 880 por el príncipe Bořivoj de la dinastía de los Premyslidi, que lo convirtieron en su reino inmediatamente, gracias a la posición dominante sobre el Moldava. En la época incluía un palacio, tres iglesias y un monasterio. A través de los siglos ha sido restaurado, reconstruido y ampliado, especialmente bajo el reinado de Carlos IV.
Tras el abandono y deterioro durante las guerras husitas, en el siglo XV, todo el complejo volvió a crecer gracias a Vladislao Jagellone y fueron construidas nuevas fortificaciones y torres de vigilancia, además de la grandiosa y renacentista Sala Vladislao. En el siglo XVI se construyeron el Jardín Real, el Belvedere y la Sala de Juego de la Pelota; la Catedral y el Palacio Real sufrieron algunas modificaciones y se construyeron nuevos edificios residenciales al oeste del Antiguo Palacio Real.
La reconstrucción del castillo alcanzó su punto culmen durante el reinado de Rodolfo II que trajo su corte a Praga y transformó el Castillo en un elegante centro del poder que atrajo a artistas extranjeros, científicos y diplomáticos.
La última gran reconstrucción del Castillo se llevó a cabo en la segunda mitad del siglo XVIII cuando el complejo adoptó un estilo residencial. Desde 1918 es la sede de los presidentes de la República Checa.
La City Card le permite ahorrar en transporte público y/o entradas a las principales atracciones turísticas.