Magnífico edificio neorrenacentista, a las orillas del río Moldava en el corazón de Praga, el Rudolfinum es un extraordinario templo de la música y el arte desde su fundación en 1885.
Concebido desde el inicio como centro cultural multifuncional, con salas utilizadas para conciertos y otras para exposiciones, el Rudolfinum ha cambiado de función, y de huéspedes a lo largo de los siglos. Actualmente alberga la sede de la Orquesta Filarmónica Checa, una galería de arte y una elegante cafetería.
Se puede visitar este hermoso edificio y aprender más sobre su historia y arquitectura con una visita guiada, pero si queréis el máximo de las emociones debéis asistir a un concierto de música clásica, tal vez durante el prestigioso Festival Primavera de Praga.
Una de las salas más bonitas del complejo, la Dvorak Hall es una sala de conciertos de renombre internacional, muy bien decorada. Está dedicada al director de orquesta Antonín Dvořák que dirigió el primer concierto abierto al público el 4 de enero 1896.
Curiosidad: el techo del Rudofinum está decorado con estatuas de compositores famosos. La estatua de Felix Mendelssohn Bartholdy fue extraida por los nazis ya que el compositor era judío. Este acontecimiento real inspiró la novela irónica y llena de significados simbólicos “Mendelssohn está en el techo” de Jiri Weil.
La Galería Rudolfinum ocupa algunas salas del complejo neorrenacentista por un total de unos 1500 metros cuadrados. No tiene una colección permanente, pero gracias a las exposiciones temporales organizadas se ha labrado un papel importante en el desarrollo de la escena del arte contemporáneo.
Esta galería de arte moderno es parte del Museo de Artes Decorativas de Praga y fue inaugurada en 1994.
El Rudolfinum fue un proyecto extraordinariamente innovador para la época. Este fue el primer caso en el que el papel de promotores de las artes no fue asumido por ricos nobles o eclesiásticos, sino por hombres de negocios e instituciones financieras.
De hecho, fue un banco, Česká Spořitelna, el que elaboró y financió el ambicioso proyecto, a cargo de dos de los más importantes arquitectos de la época Josef Zítek y Josef Schulz, que también realizaron el Teatro Nacional. Los trabajos de construcción iniciaron en 1875 y duraron diez años; el edificio fue inaugurado el 7 de febrero de 1885 en presencia del príncipe Rodolfo de Habsburgo, al que está dedicado.
De 1918 a 1939, y durante unos años después de la Segunda Guerra Mundial, el palacio fue la sede del Parlamento de Checoslovaquia.
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