Efectivamente no faltan palacios suntuosos en Praga, pero os recomendamos añadir también el Palacio Wallenstein (en checo Valdstejnsky Palác) a vuestra lista de lugares que visitar.
Es un verdadero monumento a la grandiosidad. Para celebrar su poder el general Albrecht Wallenstein, líder de la Guerra de los Treinta Años, hizo construir un magnífico palacio derribando más de veinte casas, jardines y dos fábricas de ladrillos en la ciudad con el fin de hacer sombra al famoso Castillo de Praga.
No creemos que lo haya conseguido: el castillo es sin duda en una posición más elevada en el ranking de los lugares más famosos de Praga, pero este hermoso palacio, el primer edificio laico barroco de Praga, se ha convertido en nada menos que la sede del Senado checo. El general Wallenstein puede estar más que satisfecho.
En los meses de primavera y verano los jardines del Palacio Wallenstein están abiertos al público. No perdáis la oportunidad de pasear por este hermoso parque de estilo barroco temprano, adornado con anfiteatros, fuentes y estatuas. También encontraréis una familia de elegantes pavos reales que deambulan libres y si tenéis suerte podréis ver también los búhos reales!
El jardín de Wallenstein se divide en dos áreas geométricas distintas. La más grande es la magnífica Sala Terrena, ricamente decorada con pinturas y frescos.
Fue concebida como una especie de continuación de las salas residenciales del palacio, utilizada principalmente para contemplar el jardín. Ningún otro palacio de la época tenía una sala para esta noble (y perezosa!) función. La Sala Terrena está conectada al interior del palacio por una cueva artificial con estalactitas y estalagmitas.
Las estatuas y fuentes que admiramos hoy en día son copias de las originales, que ahora se exhiben en el Museo de Vries en Suecia.
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